Siempre cantar es delicioso. ¿Han sentido, cuando están solas, verdaderamente libres, cómo se abre la garganta al cantar? Pasa poco, pero hay ciertas canciones que están hechas para liberar a quien las cante. Los boleros son mi número uno en esa lista.
Mi abuela me enseñó cuando era chica a cantar su canción favorita: “Veracruz” de Agustín Lara. Desde entonces es una canción que me acompaña cada que siento la extraña necesidad de cantar muy alto y muy abierto.
También ha sido la canción que le hemos cantado desde hace años para que se calme. Mi abuela sufre un problema de memoria. Algo de la edad sumado a otros achaques.
Me han llamado para decirme que ya son los últimos momentos. Lo único que quisiera hacer ahora es ir corriendo a cantarle Veracruz antes de que ya no pueda más hablar de ella en presente y tenga que empezar a recordarla como una figura importante en mi pasado.
Cantarle Veracruz, tal vez no tan en voz alta, tal vez muy quedito y de cerca. Cantarle a mi abuela para que me recuerde como yo la recordaré siempre, cantando.
Pongo aquí esa canción como un homenaje a mi abuela, un pedazo más de mi vida que queda registrado en esta página.